La Tecla Mar del Plata
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De cara al 10 de diciembre, cuando se renueve el cuerpo legislativo, en el Concejo Deliberante se avecina un escenario de fragmentación total. Lo que en un principio parecía abrir la puerta a nuevos acuerdos terminó confirmando lo contrario: nadie quiere compartir cartel. En los pasillos ya se resume en una frase que lo dice todo: “Cada uno hace su rancho”.
La nueva composición dejará un mapa político atomizado. Habrá siete bloques, al igual de lo que estaba dividido el cuerpo legislativo: La Libertad Avanza (4 bancas), Vamos Juntos (5), Coalición Cívica (1), Nuevos Aires-UCR (4), Fuerza Patria (4), Acción Marplatense (4) y el Frente Renovador (2). Un mosaico con demasiados nombres y escasa cohesión interna.
Ni el oficialismo consigue consolidar un interbloque común ni la oposición logra articular una estrategia conjunta. Todos se miran de reojo, pero nadie se abraza. Las tensiones internas cruzan a todos los espacios, desde los libertarios hasta el radicalismo y el peronismo local.
Con esta configuración, cada votación será una pulseada y cada sesión, un test de resistencia. El oficialismo, sin mayoría automática, quedará obligado a negociar incluso los temas más rutinarios, mientras que la oposición tampoco tendrá margen para imponer agenda.
Así, el Concejo se encamina hacia una etapa de rosca permanente y pactos coyunturales, donde el pragmatismo reemplazará a la disciplina partidaria.