Un reciente estudio elaborado por el Centro de Estudios de Opinión Pública dio cuenta de lo que está ocurriendo con la imagen y la aprobación de gestión de Javier Milei. En este sentido, se puntualizó que a lo largo de este último mes se han originado cambios importantes en un conjunto de indicadores estratégicos que dejan al descubierto que la sociedad argentina posee una dinámica diferente en la evaluación de la actual gestión.
Como análisis se destacó que la imagen de Milei venía resistiendo, aunque se observaba una especie de caída por goteo. El primer bajón fue producto del violento ajuste que se percibió con más fuerza en el mes de febrero. Luego, ambos indicadores se estabilizaron hasta mediados de abril, donde un fenómeno social sacudió a la opinión pública: el conflicto con las universidades se convirtió en una gran movilización que trascendió lo universitario e implicó a tres generaciones en defensa de la educación pública.
A partir de abril, donde las consecuencias de esta marcha, y del ajuste que seguía manteniendo una implacable ferocidad, que comenzó esta pérdida de imagen y gestión por goteo hasta el mes de septiembre donde muchas cosas comenzaron a cambiar.
Desde CEOP se destacó que que la gestión generó un relato que fue exitoso tanto en la campaña como en los primeros nueve meses de gestión, “pero el sol no puede taparse siempre con las manos: llega un momento, en que la realidad comienza a impactar en el
imaginario colectivo y las cosas comienzan a cambiar. Este es el momento que la realidad ha comenzado a matar al relato”.
Cuando se les pregunta a los argentinos cuáles son los temas que mayor impacto están produciendo en la realidad, se empiezan a detectar cambios: la inflación cada vez importa menos, y en este último trabajo de campo dos cuestiones lideran este ranking: sueldos que
no alcanzan y crecimiento de la pobreza. Asimismo, el mal humor también se construye desde el rechazo a la violenta represión a los jubilados y el crecimiento de la inseguridad.
Uno de los pilares más significativos que sostenían la imagen y la gestión del presidente eran las expectativas económicas. Desde que asumió, tales expectativas se caracterizaron
por poseer valores significativos. En tal sentido, se menciona que durante nueve meses
nunca bajaron del 50 por ciento.
Sin embargo, el mes de septiembre marcó un punto de inflexión: las expectativas con respecto a la economía del país se ubicaron en el orden del 47 por ciento y las personales y familiares en el 46 por ciento. En el mismo sentido, la evaluación de la marcha de la economía reafirma la caída de las expectativas: del 50 descendió al 42 por ciento.
Los argentinos cada día que pasa tienen menos resistencia para soportar el ajuste. Cada mes que pasa son más los que tienen dificultades para llegar a fin de mes o incluso directamente no llegan. Hoy la cifra es altísima y se ubica en el orden del 85 por ciento.
Por otra parte, determinados hechos en los últimos meses tuvieron un fuerte impacto en la opinión pública. La cena en la Quinta de Olivos para festejar con los diputados que sostuvieron en el Congreso el veto al aumento a los jubilados generó un rechazo más que contundente que llegó al 66 por ciento.
La criminalización de protesta, puesta en evidencia en la represión a los jubilados, que incluyó bastonazos, gases y empujones también generó rechazo. Al respecto, casi 6 de cada 10 argentinos considera que el Protocolo de Patricia Bullrich directamente debería eliminarse.
El veto presidencial al Presupuesto Universitario es rechazado por 7 de cada 10 argentinos y la movilización que fue impulsada por las universidades nacionales obtiene un contundente 67 por ciento de apoyo.