De las áreas de gobierno, Seguridad es una de las patas centrales de la gestión Montenegro, sector del que el propio intendente proviene, al haber sido ministro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El Ejecutivo supo capitalizar una batería de proyectos claves en los que torció el brazo a la oposición y que desplegó como línea ordenadora en lo político. El tópico, como caballito de batalla, se monta a su vez sobre las encuestas. En un relevamiento por los
principales circuitos electorales de la comuna, la seguridad apareció como la principal preocupación de los marplatenses, en conjunto con la disparada de precios y la desocupación. A su vez, Montenegro puso el tema como prioridad en el discurso de apertura de sesiones en el parlamento local.
Luego del alejamiento de Horacio “Toto” García en 2022, la incorporación de Martín Ferlauto significó aire fresco al frente del área. El funcionario, considerado un “montenegrista” puro, se convirtió en una cara visible de la gestión y alguien con potencial político con miras al futuro. El movimiento de fichas coincidió, a su vez, con recambios en la Dirección de Tránsito, cuyo ordenamiento fue uno de los ejes planteados por el gobierno para los dos últimos años de gestión.
Martín Ferlauto, Secretario de SeguridadEn el Concejo Deliberante, por su parte, el Ejecutivo logró dos victorias claves. Primero, la de la llamada “Zona Roja”, que fue festejada con bombos y platillos bajo la consigna de la “resolución de una problemática histórica”. El triunfo fue, ante todo, ideológico y político. El proyecto aprobado, a pesar de contar con aportes del Frente de Todos y Acción Marplatense, terminó capitalizado por Juntos, que buscó posicionarse como “la voz de los
vecinos” en detrimento de los opositores.
Por otra parte, en el HCD se aprobó la ordenanza del reconocimiento facial. La oposición, al principio negada, cedió ante la agenda y presentó proyecto propio, aunque la compulsa terminó favorable al oficialismo. El sistema para recabar datos biométricos de personas con causas judiciales o que hayan sido detectadas cometiendo un delito se encuentra en una etapa de incertidumbre debido a que la Justicia no entrega -por el momento- la base de datos
nacional necesaria para la implementación. Desde el Ejecutivo especulan que podría haber
algo “ideológico” o contra la Comuna detrás.
Esto se complementa con un discurso duro en cuanto a quienes delinquen, que también pudo verse en el tema usurpaciones. Con presentaciones y pedidos por una modificación del
Código Penal, Montenegro se plantó contra las tomas de tierras. Dicha postura se plasmó en las usurpaciones acontecidas a fines de octubre, con réplicas durante la temporada, donde
rápidamente avanzó por medio de la Justicia y en conferencias en la que esbozó su eslogan de campaña:
el que toma tierras es un delincuente. En el Concejo aún cursa un proyecto que
insta a la quita de beneficios sociales a quienes cometan este tipo de delitos.
Montenegro en conferencia de prensa ante una usurpaciónEl corolario de la seguridad para plantar agenda política es el conflicto en “El Marquesado”. El ingreso de una ONG asociada a Grabois, con rechazo de parte de la comunidad, tuvo rápido de reflejos al oficialismo, que elaboró una nueva denuncia.
El hecho también sirvió para el posicionamiento de Montenegro: tanto “halcones” como “palomas” respaldaron al jefe comunal. Mientras se dirime la interna de Juntos, la compulsa por tierras pareció encolumnar a Larreta, Bullrich, Ritondo y Santilli, además del pronunciamiento del propio Mauricio Macri y poner el hecho en la agenda nacional. El dato no es menor, teniendo en cuenta que el intendente aún no definió si irá por la reelección y su lugar en el 2023 es incierto.
El discurso del “orden”, recurrente entre las filas de Juntos, aparece como herramienta de defensa y ataque con relación al Frente de Todos, al que culpabiliza por las usurpaciones y el enrarecimiento del clima, arrogándose el oficialismo como único garante del mismo.