¿Unidad o fragmentación? El peronismo se redefine sin Cristina
Sin Cristina como ordenadora y con las internas al rojo vivo, el peronismo bonaerense entra en una nueva fase de disputas, viajes urgentes y movimientos de fichas. La quinta sección, en riesgo de ser arrasada por la oposición si no logran organizarse.
“La moneda está en el aire”, se escucha en pasillos y mensajes cifrados. Pero más que azar, lo que domina hoy al peronismo es una disputa feroz por la conducción del espacio. Con Cristina Fernández fuera del juego —al menos por ahora—, la escena queda servida para una pelea que combina egos, estrategia y vacío de liderazgo. Máximo Kirchner y Axel Kicillof, cada uno con sus adeptos, juegan en bandos cada vez más marcados. ¿Puja disruptiva o repetición de una interna que no termina nunca?
Los movimientos ya empezaron: referentes, legisladores y dirigentes viajan desde todos los rincones de la provincia hacia la capital. No hay convocatoria oficial ni foto de unidad, pero sí reuniones urgentes y gestos encriptados. Mientras tanto, en Mar del Plata y toda la quinta sección, los armados de La Libertad Avanza, el PRO y la UCR avanzan sin resistencia clara. Si el peronismo no ordena sus piezas, podría quedarse sin representación entre los cinco senadores que se ponen en juego este año.
Entre esta guerra de nombres propios, se pierde lo esencial. Como si hubieran olvidado aquella máxima fundacional: “Primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres”. Hoy, en cambio, parece que lo único que importa es quién se queda con el control del juego. Y el hambre, al final, es de poder.