Negocios y tensiones de UP en el puerto
Ningún movimiento de fichas es casual y en aquellos casos dónde tampoco existen explicaciones oficiales o no están atados a una cuestión reglamentaria, las interrogantes se multiplican. Ese fue el caso del Consorcio Portuario Regional y la presidencia de Gabriel Felizia que de buenas a primeras pasó a manos de Marcos Gutiérrez.
La molestia de Pablo Obeid y la facilitadora de seguros, Fernanda Raverta con Felizia comenzó cuándo este, entre gallos y medianoches y sin la venia de ambos, extendió el contrato de TC2, una importante empresa logística del puerto. Para evitar que la "tortuga vuelva a escaparse" en la gestión Gutiérrez, pusieron a la concejala Virginia Sívori, persona de extrema confianza de la ex-titular de ANSES.
El enojo con Felizia también aumentó por su progresivo acercamiento a Gustavo Pulti, quién tiene una guerra fría con Raverta, funcionaria del albertismo, en la Quinta dentro de la interna de peronsimo, con Kicillof y Máximo como principales exponentes.
Malestar en la JPro
A pesar de la "purga" de la dirección provincial del partido y la elección de autoridades y relanzamiento del Pro nacional, la guerra amarilla parece lejos de terminar. El conflicto entre facciones capilarizó hasta las bases, más concretamente, a la juventud bonaerense.
Si bien los mayores conflictos se dieron en la Cuarta y la Sexta sección electoral, con comunicados desconociendo a la autoridad de la JPro, el malestar también llegó hasta la Quinta dónde Lucila Cardaci fue nombrada como la titular zonal.
La elección de la pinamarense que responde al ex-alcalde Martín Yeza trajo resquemores en dos sentidos. Primero, por la relegación de Mar del Plata, principal bastión amarillo en Provincia. Segundo, por su terminal política, de mala relación con la conducción local.
Comenzó el Operativo Despegue de Alberto
Las denuncias por violencia de género contra el ex-presidente encendieron las alarmas dentro del peronismo. La preocupación recrudeció ante la noticia de que Alberto entregó el teléfono abierto, una acción que podría devenir en problemas más muchos actores y sectores.
Al igual que en otras partes del país, comenzó el Operativo Despegue. Si bien en algunos casos la distancia con el comportamiento del ex-mandatario fueron públicas, otros optaron por el silencio, como la ex-candidata a intendenta, Fernanda Raverta. Un caso similar fue el del Manino Iriart, uno de los máximos defensores del albertismo que en 2021 lo recibió con bombos y platillos en Chapadmalal.
Las perlitas del EMSUR
El ente que conduce Santiago Bonifatti se convirtió en la guarida predilecta de adláteres y caídos del mapa. Uno de los casos paradigmáticos es el de "La Chica del Plástico", Josefina Díaz. La trabajadora nombrada en el EMSUR es, a su vez, una influencer de la conciencia ambiental, utilizaría su posición para hacerse con insumos que luego utiliza en su empresa, Marsinplast.
Otra de las perlitas del EMSUR, es el caso de Balut Tarifa -de histórico vínculo con Manino Iriart-, que con cargo de Técnico IV, uno de los más altos del escalafón municipal, no se le conocen asistencias de la dependencia. Es lo mismo que ocurre con Débora Indart, que hasta diciembre ocupó una banca en la legislatura bonaerense.
Mariano "Bachi" Suasnabar es parte del riñón bonifattista y con un camino descripto como "pequeño y sinuoso", ocuparía un cargo de gestión. No obstante, "Bachi", se excedería en sus funciones y oficiaría como controlador del personal, en especial, de aquellos disidentes del ex-Secretario de Gobierno.
Un funcionario bien ponderado que asoma para el comité
Los radicales iniciaron la cuenta regresiva para las elecciones de autoridades provinciales y locales. Con indicios de listas de unidad en los distintos niveles, resta saber los nombres. En el caso de General Pueyrredon, uno que tendría múltiples apoyos es Gustavo "Tato" Serebrinsky, uno de los alfiles de Montenegro en el territorio y de vasta trayectoria en las filas boina blanca.
Una demarcación público-privada
La lejanía del verano no atempera las interrogantes de cada temporada. El espacio se convirtió en uno de los grandes conflictos costeros de los últimos años con las carpas prácticamente emplazadas sobre el mar.
Para que esto no ocurra, hace falta una medición anual de la línea de ribera, es decir, el promedio entre mínimos y máximos de marea. Dicha punto -que cada vez se encuentra más adentro de la costa-, sirve para dictaminar el límite a los balnearios. No obstante, a juzgar de las imágenes de cada período estival, la regla no estaría funcionando.