La transición legislativa continúa y con ella cruces, incertidumbres y principios de acuerdos que van desde lo más político a lo puramente material. Un ejemplo de este último ítem es la disputa por las oficinas del Concejo. Ante el ingreso de 9 ediles, los habitáculos deben ser redefinidos. El Pro, la UCR y Libertad Avanza (si se toma como predecesor a Carrancio) sumaron una banca cada uno mientras que la Coalición Cívica y Acción Marplatense mantendrán su esquema de dos. Por su parte, Unión por la Patria perdió, en el global, dos escaños. Dicho desbalance obligará a la readecuación de los tres pasillos dónde uno de los criterios centrales será la cercanía de legisladores de la misma fuerza.
Ante la consulta por la definición de las presidencias y composición de las comisiones, la respuesta más frecuente en los pasillos es la
recomendación de paciencia. El nuevo equilibrio, que surgirá de un criterio en parte matemático y en parte político, será uno de los últimos elementos a resolver en el Legislativo.
En cuanto a las autoridades del Concejo, los indicios y las percepciones tienden a la continuidad en el plano de la presidencia (Sánchez Herrero) y la secretaría (Bustos). No obstante, la duda pasa por las vicepresidencias dónde al menos una aparece como cambio obligado (Mantero termina el mandato el 10 de diciembre). Más allá del nombre, ¿a quién corresponderá el cargo?
Respecto a los bloques, una de las principales interrogantes pasa por la oposición. El escenario más novedoso sería la institución de un espacio propio del Frente Renovador, que según la mirada, es leída como fragmentación o la ganancia de volumen en Labor Deliberativa, pudiendo disponer de un representante más.