La política ya se encuentra en franca carrera hacia las urnas. En torno al siempre evocado "modelo de ciudad" que cada fuerza expone, caben algunas interrogantes como que perspectivas tienen para los distintos sectores productivos de la ciudad. El puerto marplatense, considerado el primero en importancia del país, se encuentra escorado y con riesgo de hundimiento, valga la metáfora náutica.
La actualidad encuentro a los muelles en caída desde la perspectiva de los números. La merma en los desembarques alcanza el 26% en la comparativa interanual de de lo acumulado hasta junio. Si bien el descenso en los registros es generalizado -sumando todos los puertos es del 14%, "La Feliz" se encuentra por encima del promedio y con un impacto directo en toda la cadena de valor: estiba, transporte y procesamiento. Esta arista ya generó reclamos ante autoridades del municipio, Provincia y Nación, en lo que constituye un clima de tenso tire y afloje.
Por su parte, los desguaces continúa su periplo de lentitud. El plan de utilizar el varadero del Base Naval para desafectar la enorme cantidad de chatarra flotante en el espejo de agua avanza a una velocidad que le tomaría más 20 de años para completar la tarea, suponiendo que no se sumen barcos inactivos en el trayecto. La mano brindada por los astilleros locales, alivia la oferta de amarre pero sin dejar de ser insuficiente.
Lejos de los reflectores electorales, la cuestión off-shore avanza a paso firme. El último trimestre del 2023, mientras se dan las generales y se corona un próximo gobierno, comenzará las tareas exploratorias sísmicas y luego de perforación del Argerich - 1. Entre uno y dos años despues, de tener buenos resultados, comenzaría la actividad per se.
Al momento, las infinitas aristas del puerto no aparecen en plataformas y discursos de la política. Lo cierto es que, en las gestiones por venir, el bastión productivo tendrá un rol clave en los destinos de la ciudad.