La sanción de la Ley 14848 en la provincia de Buenos Aires marcó un antes y un después en la arquitectura del poder local. Al establecer la obligatoriedad de que las listas de candidatos respeten una equivalencia del cincuenta por ciento para cada sexo, bajo el mecanismo de alternancia y secuencialidad por binomios, la normativa buscó desterrar la histórica hegemonía masculina en los cuerpos legislativos. Sin embargo, el reciente recambio de diciembre en el Concejo Deliberante de General Pueyrredon permite observar que, si bien la ley se cumple estrictamente en la conformación de las boletas que llegan al cuarto oscuro, la distribución final de las 24 bancas no siempre arroja un resultado de simetría perfecta.
En la actualidad, el recinto del Concejo cuenta con una presencia mayoritaria de varones, aunque por un margen estrecho: trece concejales varones frente a once concejales mujeres. Esta diferencia de dos escaños no responde a un incumplimiento de la ley, sino a la propia dinámica del sistema proporcional y al tamaño de los bloques. Al analizar la estructura interna de las fuerzas políticas marplatenses, se observa que la paridad es la regla en la mayoría de los espacios. La Libertad Avanza (LLA), Unión Cívica Radical - Nuevos Aires (UCR-NA), Unión por la Patria (UP) y Acción Marplatense - Movimiento Derecho al Futuro (AM-MDF) presentan una equidad absoluta, con dos hombres y dos mujeres cada uno, reflejando fielmente el espíritu de la normativa provincial en bloques de cuatro integrantes.
No obstante, las disparidades surgen en los bloques de composición impar o unipersonal. El caso del PRO (Vamos Juntos) es el más representativo de esta tensión: con cinco integrantes, la ley permite una diferencia de uno, resultando en una conformación de tres varones y dos mujeres. Por su parte, la Coalición Cívica - ARI (CC-ARI), al ostentar una única banca ocupada por un hombre, contribuye involuntariamente a inclinar la balanza general del cuerpo hacia el género masculino. Incluso en el Frente Renovador (FR), que cuenta con dos escaños, se respeta el equilibrio con un integrante de cada sexo, demostrando que la fragmentación política es, en última instancia, la que define la foto final del recinto.
Un punto de especial interés en esta nueva etapa es el dinamismo de las suplencias y licencias, como ocurrió en el bloque de la UCR. El regreso de Vilma Baragiola del Ejecutivo a su banca en el recinto y el pedido de licencia de Marianela Romero activan el mecanismo de reemplazo que, según la normativa vigente, debe respetar la prelación de la lista original. Estos movimientos, aunque mantienen el número final de mujeres y hombres en el bloque, ponen a prueba constantemente la estabilidad de la representación de género ante los avatares de la gestión política.
De este modo, el Concejo Deliberante de General Pueyrredon atraviesa un proceso de maduración institucional respecto a la igualdad de género. Si bien la conformación de 13 a 11 impide hablar de una paridad matemática exacta en el total del cuerpo, es innegable que la Ley 14848 ha logrado institucionalizar una participación femenina que antes dependía de voluntades políticas aisladas.