La Tecla Mar del Plata
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El reloj avanza y el calendario no perdona: en 72 horas vence el plazo para inscribir alianzas provinciales y en dos semanas (19 de julio) se cerrarán las listas de candidatos que competirán en las legislativas del 7 de septiembre. En este contexto, la decisión del PRO bonaerense de sumarse al armado de La Libertad Avanza activó una reacción en cadena. La alianza, que se oficializó esta semana con apoyo de Cristian Ritondo y el aval de la Mesa Ejecutiva, incluye un acuerdo de reparto de listas: 75% para LLA, 25% para el PRO y la conservación del nombre y estética libertaria.
Este nuevo frente ya impacta en Mar del Plata, donde el PRO comparte gobierno con la UCR y la Coalición Cívica. El interbloque oficialista tiene hoy 13 bancas en el Concejo (6 PRO, 5 UCR, 2 CC-ARI), y pone en juego 8 de ellas. Si el radicalismo se presenta por fuera —como sugieren los contactos con Monzó, Stolbizer y Carrió—, la fragmentación pondrá en riesgo no solo la mayoría legislativa sino la estructura del Ejecutivo municipal, donde la UCR y la CC-ARI gestionan áreas clave como Salud, Obras, Desarrollo Social y Cultura.
En términos electorales, el impacto puede medirse: para acceder a una banca en el HCD, una lista necesita un piso del 8,33% del total de votos, es decir, más de 47.400 sufragios. En un escenario de tercios —PRO/LLA, UCR, Unión por la Patria— la disputa se vuelve más feroz y cualquier fractura podría dejar a espacios fuera de la repartija. Por eso, más que una pelea por nombres, lo que está en juego es la supervivencia política y el acceso al poder local.
Mientras tanto, en Unión por la Patria tampoco hay certezas. Este sábado se celebra el Congreso del PJ bonaerense y se esperan definiciones sobre el armado del frente y los posibles acuerdos para sostener la unidad. A 14 días del cierre de listas, la tensión se multiplica en todos los espacios: nadie quiere quedar afuera del tablero cuando se terminen de repartir las fichas.