La Tecla Mar del Plata
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Mientras Netflix estrenaba la última temporada del Juego del Calamar este viernes, en el peronismo marplatense se vive una versión local y cruda de esa misma serie: todos quieren entrar, pero no hay lugar para todos. Y el que pierde, queda afuera del juego político de las “bancas”.
En medio de las negociaciones frenéticas por el armado de listas legislativas en la provincia de Buenos Aires, cada espacio del peronismo local pelea con uñas y dientes por un lugar expectante, con la mira puesta en el cierre del sábado 19 de julio. Como en la ficción surcoreana, las reglas del juego son duras, el margen de error es mínimo, y sólo algunos llegarán vivos al final.
La mesa es chica, pero los comensales se multiplican. Este domingo, en La Plata, se reunieron los tres jefes de la mesa nacional: Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner. El acuerdo sería avanzar en listas conjuntas con candidatos “competitivos” y evitar que la “motosierra” libertaria avance en la provincia. Pero más allá del pacto macro, en General Pueyrredon la disputa es cuerpo a cuerpo, y cada sector del PJ quiere una silla en la boleta que, según se baraja, podría presentarse con el nombre “Peronismo”.
Desde el “Peronismo Marplatense” presentaron un escrito a las autoridades partidarias locales exigiendo su lugar en las listas. Alegan representar a la minoría con el 43% de los votos de la última interna y se amparan en la resolución técnica 155 de la Junta Electoral, que garantiza los derechos de participación y representación proporcional. “Queremos saber cómo se cumplirá con lo resuelto por la autoridad electoral”, plantean, sabiendo que el tiempo apremia.
Mientras tanto, en un plenario del Movimiento Derecho al Futuro, afín a Kicillof, el ministro Carli Bianco detalló tres posibles escenarios: unidad total, listas conjuntas o ruptura. Todo dependerá, dijo, del reconocimiento político que se le dé al gobernador y de cuántos lugares le otorguen en el reparto final.
Por su parte, La Cámpora va por todo, con su referente Fernanda Raverta, aunque no sin ruido. Mientras la agrupación Aluvión, también bajo el “ala” de la ex titular de ANSES, con base juvenil y radicalizada, se cuela en actos y en el Concejo, generando cada vez más tensiones internas y pidiendo pista.
El massismo marplatense aguarda las definiciones nacionales de su líder, mientras que el sindicalismo exige continuidad en representación. También reclaman espacio los movimientos sociales, sin presencia actual en el Concejo, y los radicales K, que ya les pagaron su parte, piden también.
“Cada sector va a hacer valer lo que cree que vale”, repiten al unísono desde todas las tribus. Pero la realidad es clara: los lugares expectantes son pocos, y la carrera por entrar a la lista se parece más a una competencia de eliminación que a una mesa de unidad.
En este tablero, las heridas serán inevitables y más de un actor quedará políticamente afuera. Como en el Juego del Calamar, sólo sobrevivirán quienes logren sortear alianzas, sellos y porcentajes sin tropezar. La boleta, por ahora llamada “Peronismo”, se definirá entre acuerdos tensos, reclamos formales y codazos cada vez más visibles. El premio: un lugar en la lista. El castigo: la invisibilidad.