La Tecla Mar del Plata
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A menos de dos meses del comienzo de una nueva temporada de verano en Mar del Plata, resurge un conflicto recurrente: el uso y ocupación de los espacios públicos en las playas por parte de privados.
Una imagen que se repite cada año es la de las carpas ubicadas casi sobre la línea de la costa, reduciendo al mínimo el espacio disponible de playa pública. La disposición y cantidad de estos toldos –un formato poco común a nivel mundial pero característico de la Costa Atlántica– dependen de concesiones y cláusulas contractuales otorgadas por el municipio.
Sin embargo, estas ubicaciones pueden verse modificadas por la línea de ribera, es decir, la sucesión de puntos que marca el alcance de las mareas altas normales o las crecidas medias ordinarias. En caso de que esta línea, medida por la Autoridad del Agua de la provincia, varíe, correspondería ajustar los límites de los balnearios para asegurar un mayor espacio de playa pública.
El número de unidades de sombra, como carpas y sombrillas, está especificado en los pliegos de bases y condiciones, cuyos contratos abarcan largos períodos de tiempo, entre 10 y 30 años. Estos plazos suelen quedar rezagados frente al avance del mar. En situaciones donde los concesionarios han superado el número de carpas permitidas, el Ejecutivo ha aplicado multas, que suelen cubrirse con unos pocos alquileres de temporada.
Con la temporada de verano a la vuelta de la esquina, la tensión entre el derecho de uso público y las concesiones privadas promete volver a estar en el centro del debate en Mar del Plata.