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Sábado, 28 septiembre 2024
Argentina
14 de junio de 2024
OPINIÓN

Seguridad Pública: construcción social

Seguridad Pública: construcción social
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*Por Jorge Vidal


El involucramiento de la sociedad civil en la formulación de la política pública de seguridad está lejos de ser lo mínimamente adecuado, y aquellos quienes tienen la responsabilidad de fomentar estas políticas, no saben o no quieren llevarlo adelante.


Es cierto que la costumbre de la población argentina es mayormente la de gritar, quejarse y reclamar ante las situaciones de inseguridad que le toca vivir día a día. Pero, gritar, no es participar, y es participación lo que falta y a lo que nuestra población no está acostumbrada.


No menos cierto es que los que tienen la responsabilidad de dar origen a las políticas publicas con las que se intenta atacar el delito en todas sus formas, tampoco quieren dar cabida a la participación ciudadana, explicando a esa misma ciudadanía, con que medios humanos, económicos y logísticos se cuenta y cuáles son los caminos macro de los objetivos a alcanzar en la política publica de seguridad. Nada de eso hay.


Refundar el esquema de seguridad pública y lucha contra el narcotráfico del país todo, como así el de las provincias más grandes y representativas en la inseguridad, requiere de decisión, determinación, conocimiento, apoyo académico y operacional, valentía y coraje.


La ministra nacional actual tiene casi todas esas cualidades, pero en cambio en la provincia de Buenos Aires quienes tuvieron antes y tienen ahora la responsabilidad de conducir la seguridad, claramente carecen de ellas. Que decir de la provincia de Santa Fe que, con la suma consecuente de gobiernos inoperantes, otrora revueltos en una masa de corrupción narco con su propia justicia y policía, claramente no se vislumbran con esas cualidades.


Allá lejos y hace tiempo, había otra policía

Nuestras fuerzas policiales en general se hallan muy alejadas de la población. Las federales y las provinciales por igual. No tienen la consideración correspondiente de la sociedad a la que deben defender.


Por errores propios de la política ministerial o de la propia institución cuya conducción errática quedó atada a designios políticos, o por ambas, se observan hoy muy por fuera de las buenas consideraciones de la gente del común.


No se puede combatir el delito y las bandas criminales o el narcomenudeo y el narcotráfico transnacional, con cuerpos policiales sin sustento, sin mando reconocido por sus propios hombres, y sin el grado de preparación profesional que se necesita para la función. En suma, un cuerpo o institución policial compuesto de hombres y mujeres que “no se sienten parte ni orgullosos de pertenecer a una fuerza, o que no reconocen jefes o líderes con capacidad de sustento, mando y conducción”, es una fuerza con un corazón de flan….


A decir de un alto jefe policial ya retirado, fuera de la geografía de la provincia de Buenos Aires, la posibilidad que un efectivo policial caiga en cumplimiento del deber dejando su vida combatiendo el delito, es casi nula. " En general tienen el arma soldada al cinturón" me decía.


Otrora el hombre policía tenia en la calle su biblioteca donde recabar y recoger información para ser proactivos en la prevención del delito y actuar en consecuencia.


Hoy ese mismo hombre, pasadas las décadas, depende de cámaras vecinales de imágenes para ir por detrás del delito consumado. Se perdió en gran parte la iniciativa investigativa y de cómo investigar, como así también la inteligencia criminal. Sin imágenes de cámaras se hace difícil, te dicen….


No todo tiempo pasado fue mejor. No, eso no cuenta para todo. Pero, décadas atrás en la provincia de Buenos Aires, y como muchas veces lo mostraban programas de Tv de la década del 90 como “Policías en Acción”, ese mismo hombre policía de la calle, con sus acciones contemporizadoras, hacía de muro inicial de contención, apaciguando situaciones menores de violencia entre vecinos, entre otras cosas.


Antes, al decir de esos jefes policiales ya retirados, enviabas dos policías con experiencia a un problema de violencia callejera vecinal o familiar, y te traían la situación resuelta o contenida, sin detenidos. Hoy envías una docena de policías para un similar problema al que se hace alusión anterior, y no solamente no saben abordar el conflicto social, sino que al problema que fueron a atender y/o solucionar, lo multiplicaron por dos o tres.


La sociedad cambió, los conflictos cambiaron y escalaron, y la policía de la provincia de Buenos Aires, también cambió. Involucionó.


*Jorge Luis Vidal, Ph.D 
Analista en Inteligencia Delictual 
Especialista en gestión de la seguridad pública y lucha contra el Narcotráfico, en Medellín Colombia y Buenos Aires
 

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