La Tecla Mar del Plata
Todos los derechos reservados
A días del inicio de una nueva temporada de verano, Mar del Plata vuelve a ser escenario de un conflicto recurrente: el uso y ocupación de los espacios públicos en las playas por parte de privados.
Una imagen que se repite cada año es la de las carpas colocadas cerca de la línea de la costa, reduciendo considerablemente el espacio disponible para los visitantes que buscan disfrutar de la playa pública. Este esquema, característico de la Costa Atlántica, depende de concesiones municipales que fijan la cantidad y disposición de las unidades de sombra.
Sin embargo, estas configuraciones están sujetas a la línea de ribera, definida por la Autoridad del Agua de la provincia como el límite que alcanzan las mareas altas. Si esta línea varía, los balnearios deberían ajustar sus límites para garantizar un mayor espacio público.
A pesar de que los pliegos de concesión especifican el número de carpas permitido, los contratos a largo plazo –de hasta 30 años– quedan rezagados frente al avance del mar, lo que en ocasiones genera infracciones. En estos casos, el Ejecutivo local ha impuesto multas, que resultan mínimas en comparación con los ingresos de una temporada.
Con un verano que promete ser intenso, la discusión sobre el equilibrio entre las concesiones privadas y el derecho ciudadano al uso libre de las playas vuelve a encenderse, dejando a Mar del Plata ante el desafío de conciliar intereses y garantizar el acceso público a la costa.