El Papa se había saltado la lectura semanal de los días miércoles y delegó la tarea a un asistente porque no se encontraba bien de salud. Afirmó que seguía con un poco de resfriado y prefirió que la catequesis de la audiencia general la leyese un colaborador.

Por el momento, se encuentra el pie el encuentro de este sábado con el canciller alemán Olaf Scholz. “Sigo un poco resfriado por eso he pedido a monseñor (Filippo) Ciampanelli que lea la catequesis”, dijo el papa que llegó en silla de ruedas al aula Pablo VI, donde se celebra la audiencia.

El pasado lunes, el Papa había anticipado que persistían “los leves síntomas gripales, pero sin fiebre”. Sin embargo, por precaución, se habían suspendido las audiencias previstas.

El pontífice sí celebró el domingo el tradicional rezo dominical del ángelus asomado a la ventana del palacio pontificio y leyó con buena voz ante los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Al final de la audiencia, Francisco pidió que no se olvide “a los pueblos que sufren la guerra como Ucrania, Palestina, Israel y tantos otros”.