La Tecla Mar del Plata
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Con el recambio político a la vuelta de la esquina, en los pasillos municipales ya circulan los primeros nombres del gabinete que acompañaría al intendente interino Agustín Neme. Y entre esos trascendidos hay un apellido que, lejos de la continuidad, aparece marcado con resaltador: Santiago Bonifatti tendría el “boleto picado”.
Aunque todavía nada es oficial, en el entorno del Ejecutivo deslizan que el actual titular del EMSUR sería uno de los funcionarios que no seguiría en el equipo. La versión no sorprende. Su paso por el ente venía acumulando ruido, críticas internas y una gestión que habría dejado más preguntas que resultados.
Puertas adentro, reconocen que Bonifatti habría terminado generando más dolores de cabeza que soluciones. Su permanencia, coinciden, ya no solo incomodaría sino que empezaría a manchar la imagen del gobierno saliente, que no estaría dispuesto a cargar con el costo político de sostenerlo en la transición.
A eso se suma una etiqueta que lo persigue hace años: la de “casta local”. Su carrera estuvo siempre sostenida por acuerdos y rosca interna, más que por legitimidad electoral, un perfil que en el municipio aseguran que ya no quieren repetir en la nueva etapa.
En los últimos años, el organismo mostró una caída abrupta en áreas sensibles. La más llamativa: los operativos de desratización se desplomaron un 81% entre 2022 y 2024, justo cuando la ciudad enfrenta uno de sus ciclos más duros en materia de plagas. A eso se suman plazas deterioradas, microbasurales dispersos en distintos barrios y un sistema de mantenimiento urbano que nunca terminó de arrancar.
Otro capítulo aparte es el Cementerio Parque, donde las filtraciones, el vandalismo, los saqueos y la falta de iluminación se volvieron moneda corriente. El crematorio, además, continúa cerrado y sin perspectivas claras. Puertas adentro del EMSUR, los trabajadores señalan que estos problemas habrían sido consecuencia de “una gestión ausente y desordenada”.
Ese perfil de funcionario distante también habría generado malestar en niveles superiores. En el Ejecutivo hablan de escasa presencia en la oficina, falta de respuestas y reuniones postergadas. La situación se tensó aún más con la polémica por un emprendimiento gastronómico propio, denunciado por operar sin los papeles al día. Una ironía difícil de justificar para alguien encargado del control del espacio público.
El desgaste no solo sería administrativo. En el plantel del ente, las críticas hacia Bonifatti habrían crecido por las ausencias y por un estilo de conducción que, según describen, terminó generando más fricción que resultados.
Su recorrido político también juega. Bonifatti pasó por Acción Marplatense, fue concejal suplente, presidió el EMVIAL, volvió al Concejo y hasta intentó competir por la intendencia en la lista de Roberto Lavagna en 2019, donde cayó sin atenuantes. Después fue secretario de Gobierno de Montenegro y finalmente recaló en el EMSUR. Un derrotero que alimenta la percepción de que siempre encontró un lugar más por la rosca que por el respaldo de la ciudadanía.
Por eso, en la nueva etapa que se abre, todo indica que el eterno sobreviviente de la política marplatense podría quedarse sin aire. En el equipo que diseña Neme repiten una frase: “hay que ordenar y oxigenar”. Y en ese proceso, todo indica que Bonifatti sería uno de los primeros nombres en quedar afuera.