Los últimos tres años fueron todo ganancia para el sector inmobiliario y de la construcción. A pesar de ser ya un sector bien constituido de la economía marplatense, las medidas del Ejecutivo, catalizadas a través del Concejo Deliberante, lo fortalecieron aún más. Los proyectos claves fueron los distintos régimenes de incentivos sancionados en 2021 y extendidos por los períodos siguientes a tráves de prórrogas.
No obstante, la política no cumplió con los mandatos impuestos...por la propia política. En aquel lejano 2021 de pandemia y legislativas, el Concejo ordenó que se cree una comisión especial de compensaciones que tendría por objetivo crear un sistema de contraprestaciones para todos aquellos privados beneficiados por las excepciones. En otras palabras, se buscaba que la ciudad pueda beber de las mieles del boom inmobiliario que habilitaba más allá de los eventuales puestos de trabajo.
Sin embargo, tal cómo informó La Tecla en enésimas ocasiones, el proyecto de compensaciones nunca llegó y se permitió hacer la plancha en el sereno mar de las prórrogas. La última, establecida en febrero, finiquitará el próximo 31 de octubre. A menos de 20 días del vencimiento, ni la comisión ni el proyecto asoman en la agenda pública.
De esta manera se llegaría a los tres años y medios de incumpliento del objetivo legislativo, algo que contraste con la celeridad de, por ejemplo, la torre de 35 pisos de Alem y Falucho a la que le bastaron 33 días para ser rubricada. La polémica por el destino de las compensaciones -que el radicalismo busca colocar en La Rambla, dependiente de Provincia- podría haberse zanjado con una Ordenanza madre inexistente.
Lo mismo para el empresario hípico al que la comuna le vendió tierras qué, al igual qué otros tantos desarrollos, sellará la operación con toboganes y cordones de vereda, bastante desproporcioandos respecto a la ganancia que la política habilitó.