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Domingo, 8 septiembre 2024
Argentina
12 de julio de 2024
OPINIÓN

Seguridad Pública en Provincia: un mal legado político

Seguridad Pública en Provincia: un mal legado político
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*Por Jorge Luis Vidal, Ph.D


Como si viéramos una película de género dramático, familiares, amigos o solo conocidos eventuales, se hallan reunidos alrededor del cajón del difunto y hablan en vos baja, gesticulan, se ponen la mano en su cara o llorando tocan al difunto con una mano y se toman la cabeza con la otra. Todos ellos afligidos por lo sucedido y por lo que la pérdida les deja.

Todos se preguntan qué sucedió o como sucedió. ¿En definitiva, quien ejerció diversas acciones para que con el tiempo la luz se fuera apagando? Algunos se lamentan por la pérdida de alguien otrora tan bueno, expeditivo y confiable, otros dudan de ello recordando algunas malas acciones de ese difunto que tienen enfrente.


Los recuerdos vienen a la mente de los presentes. Recuerdan, hacen mención e inclusive gestos de desaprobación hacia todos los “profesionales” que lo atendieron, que se hicieron cargo manifestando que sabían lo que hacían y que uno tras otro metió mano, en definitiva, a conveniencia, errando el diagnostico.


Se murió la seguridad pública de la provincia. La policía tal cual la conocíamos décadas atrás es la que se halla en el cajón mortuorio. La degradación llegó a tal punto que el cuerpo no resistió. Es la misma sociedad absorta, con miedo, que no quiere ser cadáver al final del día, la que cuchichea mirando el muerto y lamentándose con justa razón de la herencia que dejó.


Desde el advenimiento de la democracia, aquellos gobernantes a los que les tocó en suerte hacerse cargo de la administración de todos los bonaerenses, designaron o dejaron casi siempre en manos de políticos, la administración de la seguridad desde un ministerio que debía ser el eje conductor de la seguridad policial provincial.


Cual médicos de distintas especialidades todos estos “profesionales de la política” , metieron mano en el cuerpo policial. En el mejor de los casos con buena voluntad, pero sin conocimiento. También fueron de la partida algunos troperos militares que confundieron defensa con seguridad, sin entender en definitiva que la policía es una institución civil armada y que sus hombres no comprenden la mente de los hombres de verde. En otro momento algunos responsables de la conducción ministerial, confundiendo justicia con seguridad, infligieron un daño real y profundo en la pirámide jerárquica policial que aún hoy a más de veinte años no fue posible arreglar. Mas cercano en el tiempo aterrizamos en la última década con funcionarios “funcionales a sus intereses políticos”, que de esa manera y desde esa perspectiva manejaron la cosa.


Algunos la quisieron desmembrar. Policía I, Policía II, Policía del GBA, Patrulla Urbana, Policías Locales, Comunales, etc. Móviles patrulla de distintos colores, pintura a granel hace años y a la distancia y ploteos nuevos más acá en el tiempo. Gestión fulano, gestión mengano se observaba en algunas de las patrullas, solo faltaba la calcomanía publicitaria del taller mecánico donde se iba a garronear el arreglo o los repuestos para que ese montón de latas de colores con número de orden visible y balizas azules se siguiera manteniendo en servicio en las calles de la provincia. Coincidieron todos en la ineptitud y administración operativa desde el ministerio. Intentaron mostrar a la institución policial como “inmanejable”. Desconocimiento se le dice. Falta de inteligencia y valentía de meter mano para enderezar a una institución que, por el mismo imperio y paso del tiempo, no se encontraba en el camino de la modernización.


Refundar y no emparchar. Sacudir estructuras y no seguir zurciendo. Comprar chalecos, armas, municiones o miles de móviles patrulla sin poner de pie a la institución policial, haciendo que el hombre policía se sienta parte de un lugar que le de orgullo de pertenecer, no sirve. Está visto que no sirve.


La buena intención vociferada de cercanos exgobernadores no alcanzó, y la ausencia y silencio ignorante de la gobernación actual agrava la situación y operatividad.


Decir que se va a luchar contra las mafias y el narcotráfico y no saber cómo hacerlo, o no contar con un ministerio o ministro y equipo adecuado, lleva la buena voluntad ingenua al fracaso, y en ese lógico fracaso se disfrazan los supuestos éxitos inexistentes. Se nota mucho y la población sufre las consecuencias.


A esta provincia le faltó un hombre sentado en el ministerio de seguridad que fuera un servidor público y no un funcionario que necesitaba que no “le hicieran olas” para continuar con su carrera política. A la institución policial también le faltaron cosas. En principio mayormente le faltaron conducciones profesionales que tuvieran una concepción moderna del servicio de policía. Gente sin miedo a enfrentarse con ideas y no dejar que la institución fuera como la cola de un barrilete manejada a conveniencia de la política y no de la seguridad. Todos habrán tenido una razón para hacer o no hacer.


Así estamos y mal vamos. Suicidios a granel del personal policial sin explicación alguna de la propia fuerza, que excede en número a otras instituciones policiales, indica que algo anda mal, muy mal, y que esta policía está pescando ingresantes en muy malas peceras de aguas turbias, entre otras cosas. Agreguemos a esto que ya se hizo costumbre observar todos los días a infinidad de integrantes de la fuerza, de las más variadas jerarquías, caer detenidos y ser apresados por la justicia por los más variados delitos de corrupción y narcotráfico. Violencia de género y acosos sexuales denunciados entre pares, común del día a día.


¿A quién reclamarle? A que Gobernadores, ¿a qué ministros y equipos? que aún hoy se los puede ver continuando “exitosos” sus funciones en diversos cargos ejecutivos y legislativos, ¿a cuáles de las tantas conducciones policiales, algunas de ellas sumisas, que por los más diversos intereses dejaron que los soles sobre sus hombros se oscurecieran?


Quienes de todos ellos se hacen responsables de que en la provincia de Buenos Aires y en su populoso gran Buenos Aires, la gente tenga que sobrevivir en una tierra de violencia y narcos.


Esta policía se murió y la están velando los ciudadanos.


*Analista en Inteligencia Delictual 
Especialista en gestión de la seguridad pública y lucha contra el Narcotráfico, en Medellín Colombia y Buenos Aires

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