A raíz de que los reclamos de la comunidad de Chapadmalal cobrarán notoriedad nacional, desde el Observatorio Paseo Costanero Sur apuntaron contra la falta de controles y el daño ambiental.

Las fiestas en el sur, otra vez centro de polémica

La nocturnidad se asentó como uno de los focos de conflicto constantes en lo que va de la temporada. Los balnearios del sur de la ciudad se encuentran en temporada no solo de playa sino también de fiestas electrónicas, una tendencia en crecimiento de los últimos años.

Los ruidos molestos y el impacto de la circulación por las fiestas que se realizan entre los barrios San Patricio, Serena, San Carlos y Antártida Argentina, desencadenaron el pedido de informes en el Concejo y ya habían sido objeto de presentaciones por parte del Observatorio Paseo Costanero Sur, agrupación que nuclea a la comunidad de dicha zona de la ciudad.

Con enero en su cúspide, los reclamos ambientalistas llegaron a la portada de los medios nacionales quienes señalaron a los grupos por "sabotear" o "perjudicar" la actividad. Desde el Observatorio, por su parte, no se quedaron atrás.

"Parece que estamos incomodando al poder hegemónico, y mientras pagan notas mediáticas llenas de falsa información, mientras los empresarios destruyen la Reserva en anuencia de funcionarios públicos con presunta complicidad y omisión en sus deberes de contralor, las y los vecinos de Chapadmalal trabajan, estudian y avanzan poniendo en evidencia el daño ambiental y la ilegalidad manifiesta", señalaron.

Recurso de amparo y reclamo

Pese al recurso de amparo impuesto por ambientalistas marplatenses, la Unidad Turística Fiscal Refugio Siempre Verde -con permiso del Ente Municipal de Turismo (Emtur)- dio curso a la realización de fiestas electrónicas. El conflicto radica en la construcción de una escalera de acceso sobre un yacimiento paleontológico sin poseer la declaración de impacto ambiental, y el informe del Museo Municipal de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia.
Según supo La Tecla, Santiago Compostela S.A, en calidad de cesionario, tiene la autorización del Emtur para llevar a cabo eventos musicales -con un máximo de 1200 personas- durante la temporada 2022/2023. Para tal fin, se realizó una construcción “precaria” para el ingreso de personas en un sitio arqueológico.

Ante el caso omiso por parte del organizador, más de mil vecinos de la zona se autoconvocaron para pedir -una vez más- el cese de las actividades y bloquearon el ingreso principal.

"Fue un éxito muy grande para la comunidad. Abroquelamos el acceso. Se puso muy tenso y hubo forcejeos, pero se pudo frenar", detalló el ambientalista, quien aseveró: “Hacen obras descartables para usarlas un mes nada más, durante los shows electrónicos. La escalera es de caña y es un peligro. Además de no estar apta para personas con dificultades físicas, no aguanta una sudestada”, aseguró un referente ambientalista de la ciudad, quien aportó material fotográfico.

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