Dentro de las varias crisis engendradas en los muelles marplatenses, la de la industria naval tomó nuevos ribetes a partir del decreto dictado por Federico Sturzenegger que permite la importación de bienes de capital usado, entre ellos, los buques.
Le medida fue duramente criticado por directivos de varios astilleros de Mar del Plata y de la Provincia en general, aunque se esperaba la postura o comunicación oficial de entidades como ABIN (Asociación Bonaerense de la Industria Naval).
Finalmente, el documento de ABIN llegó de la mano de la renovación de autoridades, acontecida el pasado viernes. La misiva, titulada "Una Excepcionalidad Necesaria de Revisar", mostró una posición algo más moderado que la de los popes de ciertos astilleros.
Si bien indicaron que la importación de buques usados constituye una anomalía y tiene a generar un envejecimiento de la flota pesquera, sugirieron que la medida no debería durar más de cinco años.