15 de diciembre de 2025
GENERAL PUEYRREDON
La "vieja política" regresa en Mar del Plata en medio del fragor anticasta
Mientras el discurso libertario y opositor clama por terminar con los privilegios de la clase dirigente, dos figuras históricas de la política marplatense, Vilma Baragiola y el exintendente Gustavo Pulti, vuelven al Concejo Deliberante. Sus múltiples mandatos marcan un contrapunto incómodo con la nueva retórica social.
El eco de la motosierra y la furia contra la "casta" política resuena con fuerza en Argentina desde el ascenso de La Libertad Avanza en 2023. El clamor social, que exige el fin de los privilegios y la alternancia en el poder, se ha convertido en un recurso retórico ineludible para casi todo el espectro político, desde el oficialismo hasta la oposición. Sin embargo, en General Pueyrredon, la realidad política de diciembre de 2025 ofrece una postal que tensiona esta narrativa: el regreso al recinto de dos de las figuras más longevas y con más reelecciones de la política local.
El segundo piso del Palacio Municipal verá sentarse de nuevo a Vilma Baragiola, quien vuelve a su banca en el Concejo Deliberante tras concluir otra etapa como secretaria de Desarrollo Social. Su retorno, propiciado por el reacomodamiento post-electoral, la confirma como una dirigente con una trayectoria inédita. Baragiola suma un total de cinco veces de ser electa como concejal del partido, un número que la ubica entre los dirigentes más elegidos de la historia reciente de General Pueyrredon.
Pero el caso más paradigmático es el del exintendente Gustavo Pulti. Tras encabezar la lista de Acción Marplatense (AM) en las elecciones de 2025, Pulti ha logrado una nueva victoria en las urnas que lo lleva a acumular un récord: siete veces electo concejal a lo largo de su carrera. Desde la vuelta a la democracia en 1983, solo tres personas habían conseguido ser electas cuatro veces; el quinteto de Baragiola y el septeto de Pulti no solo rompen esas marcas, sino que redefinen la longevidad en la política local.
El contraste es, por lo menos, llamativo. La sociedad argentina parece haber abrazado la idea de que la permanencia en el poder es sinónimo de "casta", exigiendo caras nuevas y el fin de los "eternos" dirigentes. No obstante, las urnas marplatenses han convalidado, incluso en este clima, la continuidad y la vigencia de dos nombres propios que han transitado la vida pública durante décadas.
El regreso de Baragiola y Pulti al recinto, con sus múltiples mandatos a cuestas, obliga a una reflexión: ¿se trata la "casta" de una categoría aplicable solo a los otros, o el deseo de alternancia choca con la confianza que una parte del electorado deposita en figuras conocidas? Mientras el discurso nacional pide desterrar a la "vieja política", Mar del Plata se prepara para verla sentarse, una vez más, en el Concejo Deliberante, demostrando que la complejidad de la dinámica local a menudo escapa a las consignas más simplificadoras.