La Tecla Mar del Plata
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Un informe de la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP) advierte que la industria pesquera argentina atraviesa su peor crisis en las últimas cuatro décadas. Según el estudio, los costos de extracción y procesamiento ya superan las ganancias, mientras que nueve de las diez principales especies de captura muestran un crítico escenario estructural.
El sector, que genera exportaciones por más de 2.000 millones de dólares anuales y emplea a más de 40.000 trabajadores, enfrenta una tormenta perfecta: presión impositiva, encarecimiento de costos logísticos y salariales, caída de la demanda mundial y un atraso cambiario que profundiza las pérdidas. "Hoy es más caro salir a pescar que lo que deja la venta del producto", afirmó Raúl Cereseto, presidente de FULASP.
Impacto en Mar del Plata: cierre de plantas y trabajadores en vilo
El derrumbe de la rentabilidad ya se siente con fuerza en Mar del Plata, el principal puerto pesquero del país. En enero de 2025, el frigorífico pesquero Sur Trade cerró sus puertas, dejando sin empleo a más de 140 trabajadores directos y afectando a numerosas cooperativas que dependían de su actividad. Otras plantas han reducido personal o suspendido actividades, con cientos de empleados cobrando solo la garantía horaria mínima ante la falta de materia prima.
"Comparada con las crisis biológicas de los 80 y 90, esta es diferente. No se debe a la escasez de pescado, sino a un combo de factores económicos, políticos y de mercado que ponen en jaque al sector", explicó Cereseto.
Con empresas al borde de la quiebra, una cadena de pagos en riesgo de ruptura y una demanda interna deprimida, el panorama para la pesca argentina es cada vez más sombrío. "Si no se toman medidas urgentes, la industria enfrentará una destrucción sin precedentes", concluyó el especialista.
Costos al alza y precios en baja
El informe señala que, entre junio y noviembre de 2024, los costos de operar un buque fresquero se dispararon, con pérdidas que pasaron de $5 millones a más de $20 millones por semana. El aumento de combustibles, repuestos y salarios, sumado a una política tributaria que mantiene retenciones del 4% al 9% según el producto, asfixia al sector.
En paralelo, los valores de exportación de especies clave como merluza, langostino y calamar siguen cayendo. En noviembre de 2024, el kilo de merluza se pagaba $600, frente a los $700 de junio, mientras que en el mercado interno el precio cayó a $0,66 USD/kg, insuficiente para cubrir costos.