La composición de las secciones electorales está reglada por el artículo 12 de la Ley 5.109 (Electoral), mientras que el artículo 13 dictamina cuántos senadores y diputados debe tener cada una. Por lo tanto, cambiar el mapa seccional o el número de legisladores no demanda más que una reforma de la ley. Pero eso no es nada sencillo.
Esta distribución histórica, que data del siglo pasado, está cuestionada, sobre todo desde el Conurbano, porque la distribución poblacional ha cambiado considerablemente. Aquí se detalla esa inequidad que aducen los dirigentes del Gran Buenos Aires, con una estimación de a cuántos ciudadanos habilitados para votar representa cada legislador según la región a la que pertenece. Es decir, si fueran todos a votar en la Primera se necesitarían más de 300.000 votos para meter un diputado en la Legislatura, mientras que en la Cuarta alcanza con 38.000. Incluso, entre las secciones del interior también hay una diferencia considerable. Es, por caso, un viejo reclamo de la Quinta sección.
El peso de cada una
Teorías, deseos y borradores detrás de la redistribución legislativa
Es cada vez mayor la presión de dos sectores de Unión por la Patria para modificar el reparto de bancas de la Legislatura, con la intención de que el Conurbano tenga una mayor cantidad de legisladores de los que posee (33 diputados de 92 entre la Primera y la Tercera y 17 senadores de 46). Desde hace tiempo lo viene reclamando en el recinto el presidente del bloque de Diputados de UP y uno de los coroneles de La Cámpora, Facundo Tignanelli. Ahora se ha sumado Sergio Massa, y por ello en las usinas del Frente Renovador se han concentrado en trabajar sobre el asunto, aun cuando dentro del propio espacio hay miradas diferentes sobre cómo hacerlo.
Por el lado de Axel Kicillof no habría tanto convencimiento de poner ahora ese tema sobre la mesa, cuando lo urgente es resolver cómo se votará en la Provincia el año que viene. Tampoco en la oposición habría voluntad de avanzar en ese sentido. Quienes empujan la idea de un nuevo reparto se basan en una realidad política incontrastable: el peronismo, y sobre todo el kirchnerismo, tiene en el Gran Buenos Aires su mayor caudal electoral y darle más representación ahí sería clave para el manejo legislativo.
Quienes piden un cambio se basan, además, en el artículo 60 de la Constitución, donde se dictamina que “la proporcionalidad de la representación será la regla en todas las elecciones populares para integrar cuerpos colegiados, a fin de dar a cada opinión un número de representantes proporcional al número de sus adherentes”.
Analicemos cada una de las posibilidades que se exploran para llevar adelante un cambio que será muy difícil de consensuar políticamente:
Ampliar la cantidad de bancas
El artículo 69 de la Constitución provincial permite ampliar a un máximo de cien la cantidad de bancas en la Cámara de Diputados. De hecho, el texto original dice que “se compondrá de ochenta y cuatro” y ese número se elevó después a noventa y dos. En el mismo punto sostiene que “se determinará con arreglo a cada censo nacional o provincial, debidamente aprobado, el número de habitantes que ha de representar cada diputado”. En este sentido es obvio que falta una actualización.
La Carta Magna de 1994 establece que el Senado “podrá elevar esta cantidad hasta cincuenta” senadores, cuando originariamente fijaba el número en “cuarenta y dos”, que luego fueron elevados a los cuarenta y seis actuales.
Llevar los recintos a cien diputados y cincuenta senadores parece la vía más rápida y se soluciona con un cambio en el artículo 13 de la Ley Electoral.
Ya hubo un intento de llevar las bancas al máximo constitucional cuando se votó la Ley de Primarias en la Provincia, pero ese artículo (el 26) fue observado por el Ejecutivo en la reglamentación de la normativa que hizo el gobernador Daniel Scioli en 2009; por lo tanto quedó el número de bancas que estaba.
Volver a elevar la cifra supondría que la mayoría de los lugares quedarían para la Primera y la Tercera, pero secciones como la Quinta y la Octava también están subrepresentadas respecto a otras. Además, “sentar todos en la mesa va a provocar que todos pidan algo”, ironizó un diputado del interior.
La Provincia un distrito único
Es una de las ideas que surgió de las entrañas del Frente Renovador y significa que haya una sola boleta para toda la Provincia, en la que aparezcan los 46 diputados que se votan en cada turno electoral. ¿Y los senadores también? En principio, el proyecto que el massismo deja trascender sin dar detalles finos diferenciaría a las dos Cámaras y dejaría que la representación seccional, tal como está hasta ahora, sea para el Senado y el distrito único para elegir los representantes de la Cámara baja. Hay quienes afirman que el distrito único debe ser para senadores y diputados.
Demás está decir que el proyecto, que cuenta con el aval de La Cámpora, es mal visto por los intendentes y legisladores del interior, y algunos del mismo oficialismo ya anticiparon que “de ninguna manera vamos a permitir que nos saquen representación y no vamos a votar un cambio que le quite legisladores a nuestra sección. Contradictoriamente, parece la idea más avanzada, pero a la vez la más controvertida. Con lógica, temen en el interior que los lugares a entrar en la boleta sean ocupados en casi su totalidad por dirigente del AMBA.
La propuesta tiene, además, una traba constitucional, debido a que en el inciso 1 del artículo 61 la Carta Magna dicta que “la capital de la Provincia formará una sección electoral”. Para que todo el territorio sea distrito único habrá que hacer una enmienda o dejar que La Plata sea una sección y los 134 partidos restantes la sección única. Sería un cambio radical.
Modificar la geografía electoral
Hay una inequidad no solamente de población sino también territorial en la composición de las secciones electorales. Mientras la Quinta la componen 27 distritos, una de sus vecinas, la Séptima, tiene 8. Y las dos del Conurbano concentran 24 la Primera y 19 la Tercera. También desde fuentes del massismo se reconoció que “cambiar el dibujo de la distribución de las circunscripciones puede ser una opción”. Es una de las maneras de buscar una mayor equidad en cuanto a la cantidad de legisladores por habitante, o más concretamente por electores.
A modo de ejemplo, podrían pasar distritos de la Primera a formar parte de la Segunda o la Cuarta. Y distritos de la tercera, como Lobos y Cañuelas, pasar a la Séptima, que as su vez podría absorber vecinos de la Quinta y de la Sexta. Al parecer, es por ahora la idea menos explorada, aunque también forma parte de las posibilidades. Lo más concreto al respecto es la idea, que viene desde hace años, de ampliar a Ensenada, Berisso, Punta Indio, Magdalena y Brandsen la Sección Capital, que tiene sólo a La Plata. Pero para ello debería realizarse un cambio al mencionado inciso 1 del artículo 61 de la Constitución.
La propuesta de cambiar el mapa seccional es mirada con buenos ojos por dirigentes que piden una unificación de las regionalizaciones provinciales de gestión. Por caso, no son coincidentes en la composición de los municipios que las integran la sección electoral, la región sanitaria, la región escolar, los departamentos judiciales y las jefaturas policiales. ¿Está la política para semejante cambio?