La Tecla Mar del Plata
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Fiestas clandestinas, peleas en banda y asaltos reiterados pasaron a ser parte del cotidiano en los fines de semanas en el barrio Nuevo Golf, donde los vecinos piden por la inmediata intervención del área de Seguridad local y el regreso de los efectivos de Gendarmería retirados a principios de año.
Al igual que ocurrió a lo largo y ancho del país, durante los primeros meses de la cuarentena los episodios de violencia e inseguridad prácticamente habían desaparecido, en función de la estricta cuarentena ante el inminente peligro del coronavirus. Pero algo cambió en los últimos dos meses, en sintonía con la flexibilización del aislamiento social, preventivo y obligatorio, y el agotamiento de la medida. “Hasta ese momento no se había sentido la falta de los gendarmes que cubrían el barrio, porque al poco tiempo que fueron retirados comenzó la cuarentena. Pero todo cambió entre hace un mes medio y dos”, confiaron a La Tecla Mar del Plata desde el Foto Quinta de Seguridad Municipal.
Particularmente, los últimos dos fines de semana registraron un pico en los casos de violencia, donde observan dos causas por sobre varias que se concatenan. La falta de intervención estatal y la realización de fiestas clandestinas, que consumo de alcohol mediante, desatan situaciones de violencia que se expresan en enfrentamientos entre bandas y asaltos.
Uno de los casos más significativos se registró ayer a la noche, con un ataque a la Comisaría Móvil ubicada en 69 y José Martí, cuyos dos efectivos pretendieron intervenir tras un asalto de un grupo de personas a cinco jóvenes, a quienes le sustrajeron sus pertenencias. “Intentaron frenar la situación y se tuvieron que volver aguardar por la lluvia de piedras, son solo dos policías. Luego cayeron reforzado del Comando de Patrullas y lograron dispersar”, contaron. Desde el agrupamiento vecinal resaltaron lo fortuito de la reciente instalación de parte del Foro Quinta de unas rejas de protección a la Comisaría Móvil, indispensable para que ayer la situación no hubiera pasado a mayores.
La venta ilegal de alcohol durante la noche y madrugada en combinación con la realización de fiestas clandestinas –prohibidas por motivos sanitarios- es el combo explosivo al que los vecinos apuntan como el catalizador del comportamiento violento. “En nuestro barrio no se ve a Inspección General, nadie que frene las fiestas. Nos parece importante que a esto se ponga un punto final, durante la semana hay robos de las casas con o sin gente, piedras a colectivos, los fines de semana es un viva la pepa, parece que se está esperando que haya un muerto”, apuntó uno de los referentes.
“Con un poco de prevención y presencia de seguridad, no hay fiestas, no hay venta de alcohol y se evitan estos problemas”, reclamaron apuntando a la responsabilidad de las autoridades municipales con especial foco en el secretario de Seguridad, Darío Oroquieta, el “Cibercomando”, como se hacía llamar por el personal a su cargo cuando se desempañaba como Subsecretario de Políticas de Seguridad e Intervención Federal. Asimismo, también fue apuntado el Emvial, por la falta de luminarias en la zona.
Pero también las miradas apuntan a Nación. El pasado viernes firmaron un petitorio que desde el Foro de Seguridad se presentará ante el Concejo Deliberante para que conforme una mesa de seguridad para, desde allí, impulsar políticas de prevención. Allí también se hace hincapié en la necesidad del regreso de los gendarmes retirados del territorio.